¡A Dios rogando y con el mazo dando!, este viejo dicho popular resume muy certeramente la forma de pensar y actuar que tienen en la Iglesia, sobre todo, vistos los hechos, en la de Madrid.
El pasado año 2019 la Iglesia ingresó, gracias a la casilla de la declaración de la renta y a 7.191.387 declarantes que la marcaron, un total de 284,4 millones de euros, es decir, un aumento del 6,19% sobre los ingresos del año anterior, que también fue de récord, porque la cifra sube ininterrumpidamente desde el año 2015.
Si tenemos en cuenta los datos por CC.AA. y el informe del Tribunal de Cuentas, observamos que Castilla la Mancha, con un 45% de los contribuyentes, es la más proclive a poner la equis en la casilla, aunque le siguen de cerca La Rioja (44,9%), Extremadura (44%), Murcia (43,8%) y Castilla y León (42,2%). En el lado de los desafectos tenemos a Canarias (25,95%), Galicia (24,9%) y Cataluña (17,43%)… mucho candidato al caldero de Satán.
De esos más de 284 millones, libres de impuestos y de los que, a pesar de que las ayudas públicas que percibe no se pueden destinar a actividades que no sean estrictamente religiosas, más de 19 millones de esa recaudación fueron destinados al rescate de TreceTV, la televisión que crearon los obispos en 2010 y en la que ya se han gastado más de 82 millones de euros de los recaudados con la casilla de la renta. Para hacernos una idea, son unos 11 millones al año, casi el doble de lo que destinan a Cáritas, eso sí, sin tanta publicidad.
Siendo importante la cantidad de dinero público que recibe por la vía de la declaración de Hacienda, no es ni con mucho la única. En realidad tan sólo representa una cuarta parte de sus ingresos directos.
Porque al módico precio de 30 euros la unidad,que hasta en eso se ha ahorrado el notario, la Iglesia se ha hecho con un auténtico patrimonio cultural al que ha puesto a trabajar, obteniendo unos 113 millones de recaudación anual por todo ello. Estamos hablando de iglesias, catedrales, museos… todos inmatriculados, es decir expoliados a su legítimo propietario, que somos todos y sin nadie que haya salido a defender el bien común. Y en la lista encontramos la Mezquita de Córdoba, que produce 16 millones en taquilla anual, libres de impuestos por supuesto. Pueden ser según algunas fuentes más de 4.500 propiedades las que ha inmatriculado con la Ley que Aznar les hizo a medida y que le ha valido, como poco, la salvación a pesar de lo de Azores. Aunque otras fuentes señalan que podrían resultar diez veces más si contamos desde la aplicación de la franquista Ley Hipotecaria de 1946.
Entre lo rapiñado podemos destacar, la catedral de Valladolid, la catedral y Giralda de Sevilla, que por los 30 consabidos euros de coste ha producido ya más de 63 en taquilla desde que se la quedaron. La catedral del Buen Pastor de Donostia y con el terreno que la sustenta de propina, regalado por el ayuntamiento para edificarla y que ahora ya es suyo. La catedral de la Seo y la iglesia de la Magdalena en Zaragoza. En Granada se han quedado con el conjunto artístico de la Catedral, la Capilla Real y el Sagrario. La catedral de Jaca, uno de los edificios más relevantes del románico español, también pasó a sus manos en el 2015. En Málaga se quedaron con la catedral en el 2011, sin que el Ayuntamiento pusiera pega alguna a las pretensiones de la diócesis.
Lo gracioso de la situación y que demuestra la habilidad de esta multinacional de la salvación, es que los beneficios de todos estos monumentos los recibe la Iglesia y el mantenimiento lo hacemos entre todos, es decir, con dinero público. Es la sabiduría que dan veinte siglos en ejercicio.
En total es de su propiedad, o eso mantiene, más del 80% del patrimonio artístico de nuestro país, incluyendo 300 museos y 103 catedrales. De todo ello, y de los beneficios que esto le reporta, la Iglesia católica no paga ningún impuesto, ni el IBI, ni el de obras, ni el de sociedades, ni IVA ni venía…
Siguiendo con las divinas cuentas, los obispos perciben hasta 329 millones por donativos y aportaciones de sus fieles, así como por todo el papeleo y certificados de bodas, bautizos, comuniones y separaciones; también sin impuestos. Sin embargo la parte del león, y principal razón por la que defienden a capa y espada la asignatura de religión, son los 6.000 millones de euros por año que reciben de la educación concertada. A lo que hay que sumar otros 100 millones, que paga el estado por la asignatura de Religión en los colegios públicos. No olvidemos los más de 2.000 millones que deja de pagar por sus exenciones de impuestos.
Y finalmente llegamos al aspecto inmobiliario. Se estima que la Iglesia Católica tiene en España más de 100.000 propiedades inmobiliarias, de las que 5.000 son iglesias, siguen conventos, cementerios, ermitas, locales, y un buen número de pisos, locales y edificios alquilados a terceros y de lo que no se saben muy bien los ingresos que le rentan… Todo ello le convierte en el mayor propietario inmobiliario del estado. Y a lo que parece, siguiendo la moda del momento, a la Iglesia le ha entrado la pasión constructora y ha comenzado a especular con la venta de las viviendas que tiene alquiladas a través de numerosas fundaciones. A pesar de que su reino no es de éste mundo, no le es suficiente la riqueza que atesora y quiere más. Por eso se han lanzado a lo que pueden llamarse los negocios inmobiliarios del reino de los cielos en Madrid.
El pasado año adquirió un solar en Valdebebas por 48 millones, con la intención de edificar su particular “minivaticano” madrileño, algunos le llaman la Ciudad de la Misericordia, que recuerda algo a la destartalada Ciudad de la Justicia de Esperanza Aguirre y es que en la capital, especulando especulando, todo se pega. En la construcción del proyecto celestial invertirá algo más de 62 millones de euros. El valor final que obtendrá de la operación girará en torno a los 170 millones. Y para financiar los negocios inmobiliarios del reino de los cielos en Madrid, ha comenzado a vender, o al menos a intentarlo, las viviendas de unos 18 edificios pertenecientes a fundaciones tuteladas por el arzobispado de Carlos Osoro. Aunque en el paquete también hay residencias de ancianos.
En concreto, a través de la Fundación Fusara, han vendido 14 edificios de viviendas por una cantidad de 74 millones de euros. Dejando eso sí, a 200 familias que vivían de alquiler, al albur de lo que decida el nuevo casero, que es un oscuro entramado de 14 empresas, una por edificio. Como curiosidad, en el patronato de la Fundación Fusara encontramos al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida en un sillón preferente
El arzobispado también ha vendido en enero la parroquia de San Jorge y la residencia de ancianos de la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio, en la calle Padre Damián de Madrid, a la Universidad Nebrija. En este caso son unas 200 personas incluyendo ancianos y monjas, las que tendrán que buscarse otro acomodo en menos de año y medio. La operación, aparte del coste ético de los que se quedan sin techo, le ha supuesto 37 millones de euros. Seguimos haciendo caja.
Hace poco más de un año, en octubre del 2019, el arzobispado ordenó la venta de los dos edificios de la fundación Molina Padilla, por 13 millones de euros, a la sociedad limitada Building The Next Success SL.
De momento y aunque todas las operaciones se han realizado por debajo del precio de mercado, o eso es lo que dicen los precios de venta, ya llevan recaudados unos 120 millones de euros y dejado a unas 200 familias al borde del desahucio. No directamente por la iglesia, que eso está muy feo y más en tiempos de pandemia, sino por las oscuras empresas que han adquirido los inmuebles. En medio y aderezando la fiesta, toda una maraña de comisiones y beneficios para unos cuantos buitres que han llegado para el negocio.
El escándalo inmobiliario, que ha sido destapado por El País en sucesivos reportajes, ha llegado a oídos del Vaticano que ha enviado a un abogado para asesorar al arzobispo y revertir todas las operaciones. No porque esté feo lo planeado, que tienen estómago para eso y para mucho más, sino porque la Justicia ya está al tanto, y con las operaciones en los tribunales la situación podría volverse muy difícil. Ahora hay que ver la viabilidad y el coste de este “coitus interruptus”. En todo caso la decisión es un buen motivo para alegrar a todos aquellos amenazados por el mazo de la Iglesia de Madrid y la piqueta de los constructores. Dios, como siempre sucede en estas cosas de los hombres, no ha tenido nada que ver.
geyhache.com
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