Creo que resulta obligado agradecer a quien corresponda, que los peores datos económicos e inmobiliarios desde el comienzo del verano han llegado cuando ya estábamos bien sentaditos en nuestros despachos y descansados, con las vacaciones aún frescas. Habríamos empezado con más depresión aún si todo esto nos hubiera llegado a mediados de agosto.
Entre la inflación del 10,4% en España, el 0,75% de Euribor que se adjudica Lagarde, amenazando con nuevas subidas, los precios, hipotecas y compraventas inmobiliarias que comienzan a flaquear, alimentación y luz por las nubes y, sobre todo, desde mi punto de vista por lo que tiene de película de miedo, ese extraño avance de las tropas de Zelenski en el este y el sur de Ucrania, auguran un otoño y un invierno cuando menos difícil.
Y lo cierto es que a pesar de todo lo que nos cuentan los medios, no íbamos mal, al menos en los datos macroeconómicos. Hasta el mes de agosto, el paro bajó en -409.675 personas en un año, y los afiliados a la Seguridad Social crecieron en 677.277. Para el interés inmobiliario hay que decir que hasta junio se habían creado 184.000 nuevos hogares en un año, con lo que tiene de demanda de vivienda ya sea en venta o alquiler. Las ventas de casas crecieron casi un 19% en el primer semestre y las hipotecas sobre vivienda un 17%. Los precios de la vivienda subieron de media en todo el país un 8% según el INE en el segundo trimestre de 2022. En cabeza Baleares (+10,9%) y Andalucía (+10,2%).
Un buen panorama para empezar el verano; pero ahí quedó todo. La ralentización comenzó a notarse el pasado mes de julio, manteniéndose las operaciones de compraventa inmobiliaria prácticamente similares a las del año pasado en el mismo mes. Más resistente ha demostrado ser el mercado residencial, que ha mantenido un crecimiento del 7,5% en julio.
El mercado hipotecario también se estabiliza en julio con un mínimo crecimiento de las hipotecas sobre vivienda del 1,5% y con la gran mayoría (89%) firmadas a tipo fijo.
El Índice de Precios de Vivienda correspondiente al segundo trimestre de 2022, publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), es muy clarificador, indicando que la tasa de variación anual del Índice de Precios de Vivienda disminuye medio punto y se sitúa en el 8,0%.
Hay otros datos económicos que también indican una situación económica muy diferente a cuando comenzamos enero. Por ejemplo, las constituciones de empresa, señaladas por el Colegio de Registradores y que durante el mes de agosto vuelven a descender, acumulando ya cinco meses de caídas. En concreto se crearon 5.966 empresas, un 6,1% menos que en el mismo periodo de 2021. Además, como era de esperar tras el fin de la moratoria, se incrementan los concursos de acreedores, con un crecimiento del 15,6% sobre el mismo mes de 2021, muy influida la estadística por los datos de Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana, que constituyeron conjuntamente cerca de siete de cada diez concursos presentados.
Por otro lado, resulta tranquilizador conocer que el número de ejecuciones hipotecarias sobre vivienda habitual en el conjunto del país, se situó en 3.165 en el segundo trimestre, cifra que es la más baja desde el último trimestre de 2020 y que supone un descenso del 4,1% respecto al mismo periodo de 2021 y del 4,7% en relación al trimestre anterior.
Es el primer descenso que se registra en las ejecuciones hipotecarias sobre vivienda habitual tras siete trimestres de alzas, según la estadística de ejecuciones hipotecarias publicada por el Instituto Nacional de Estadística.
Pero la situación en este aspecto no puede sino ir a peor. Las subidas de los precios de la energía, de la alimentación y del euríbor van a poner a muchas familias en problemas. Sobre todo, si como ya ha adelantado Lagarde, el BCE vuelve a subir los tipos de interés en las próximas reuniones por el problema inflacionista que padecemos y su persistencia.
De la situación que se nos viene encima resulta un claro indicador señalar que el sector inmobiliario europeo ha perdido en Bolsa un 27% en un año hasta agosto. En España, por ahora, la morosidad es leve y como ya se ha indicado las ejecuciones hipotecarias están contenidas. Pero la situación tiene pinta de poder evolucionar rápidamente a peor, con una inflación que restará capacidad de pago a las familias, bajará el consumo y hará resentirse los pequeños negocios y el empleo. Algo se debe estar temiendo de la realidad que nos llega el socio de Gobierno del PSOE, Unidas Podemos, que va a intentar poner un tope del euríbor + 0,1% a las hipotecas variables.
Una gran parte de las compraventas del verano han sido de inversores nacionales y extranjeros en la costa, que buscan en algunos casos una segunda residencia y en otros asegurar sus ahorros, poniendo su inversión a producir con el alquiler; pero podría deteriorarse también este mercado del alquiler con precios a la baja, surgiendo de nuevo la posibilidad de los Bonos del Estado, que con una rentabilidad del 2,7% a diez años, presenta muchos menos riesgos que el alquiler.
Y dejo, para finalizar este ligero análisis de las perspectivas a mediados de septiembre, la situación en Ucrania, cuyo imprevisto giro a favor de Zelensky, no me termina de convencer y que me causa algo más que prevención. Putin sabe, como todos los demás, que su cabeza va unida al resultado de esta aventura militar que comenzó hace seis meses. El costo económico y personal es demasiado alto para que el oso ruso se vuelva a sus fronteras humillado y empobrecido. El formato de perfil limitado puesto en marcha por Putin no se ha mostrado suficiente en una guerra en la que los ucranianos han puesto, lógicamente, todos los recursos en juego, contando con la decidida intervención militar y económica de Europa, empujada por Estados Unidos. Putin y sus estrategas están buscando el apoyo del pueblo ruso para emprender una guerra total, más cara en todos los aspectos, humanos, económicos y de liderazgo. Una confrontación que necesita justificación ya que, por fortuna, los tiempos de Stalin pasaron. La opinión pública europea, al igual que la rusa, carece de información veraz e imparcial de todo lo que está.
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