Casi uno de cada tres españoles tiene la intención de pedir un préstamo en los próximos meses. Lo asegura la Asociación de Usuarios Financieros (ASUFIN), que también advierte del incremento que la banca está aplicando a los intereses y de que nuestros bancos nos cobran más de el doble que los bancos del resto de Europa. La media de préstamos a corto plazo es del 10,43%, un 0,97% que el 9,46% de hace un año, y de un 10,06% en el corto plazo, un 0,53% más que el 9,53% del año 2021.
Detrás de este porcentaje de posibles peticionarios de un préstamo, se encuentran básicamente los préstamos para necesidades financieras, principalmente la necesidad de dinero, que ya supera uno de cada cuatro préstamos, 26,90%, un 4,20% más que el 22,70% del año 2021. Si se suma a refinanciar deudas, un 16,20% (un 0,80% más que el 15,40% registrado en 2021) ambas circunstancias están detrás de más de cuatro de cada diez del total de los propósitos para pedir un préstamo, un 43,10%.
Por otra parte, ASUFIN constata hechos diferenciales con respecto a la UE. A diferencia de lo que ocurre en el ámbito europeo, los préstamos a corto plazo en España son más caros en España que los préstamos a largo plazo. Si en España la media de los préstamos a corto plazo es de un 10,43% y la de largo plazo un 10,06%, un 0,37% menos en esta última, en la Unión Europea es del 4,82% en el corto plazo y de un 5,74%, un 0,92% más caros en el largo.
Lo más llamativo, con todo, es la enorme brecha de tipos que además se va ampliando. En el corto plazo, ya los préstamos españoles son más del doble, un 10,43% frente al 4,82%, un 5,61% más en España que en Europa. Y en el largo plazo, aunque el diferencial sube es menor, un 10,06% en España en la zona euro es del 5,74%, un 4,32% más en España.
La asociación pone de evidencia que “si los meses de mayo y junio han sido tradicionalmente los que registran un mayor número de peticiones de préstamo, incluso por encima de la Navidad, este año el sector se enfrenta a una coyuntura distinta y más compleja”. Y es que “el entorno de encarecimiento de tipos de interés e inflación afecta directa e indirectamente al sector de los préstamos. Lo hace directamente al trasladar dicha subida de tipos a los productos y se nota, especialmente, en los préstamos a corto plazo (menos de cinco años). Pero la inflación también influye de forma importante en el comportamiento de los consumidores”.
La respuesta en esta situación es doble. Por un lado, se puede producir un cambio en la intención de pedir un préstamo. Una parte de los consumidores puede dejar de solicitarlo, posponiendo decisiones de gasto, compra de coche o reforma, por ejemplo, por miedo. Otro grupo importante puede actuar de forma contraria, pidiendo financiación para solventar una situación de necesidad de dinero.
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