Ni en sus más maravillosas fantasías, sobre todo viendo lo que el destino nos trajo en el 2020, había soñado el sector inmobiliario en tener este año unos meses como los habidos desde comienzos de abril. Y que aún duran, con un mes de agosto que, ya veremos los datos, puede haber sido el más destacado en muchos años.
Y como la mejor muestra de la situación, junio ha sido el mes en el que más vivienda se ha vendido durante la última década. Lo dicen los notarios en su estadística, que muestra unas ventas de casi 65.000 unidades, un incremento del 70% frente al año anterior. Y si esta comparación puede resultar algo engañosa con el 2020 como referencia, si contemplamos las cifras de ventas del 2019, encontramos que este año se han vendido algo más de un 40% de casas.
Contemplando un periodo algo más largo encontramos que en el segundo trimestre del año, entre abril y junio, se inscribieron en los registros de la propiedad 137.204 operaciones de compraventa de viviendas, lo que se traduce en un incremento del 6,2% sobre el trimestre anterior.
Conforme menudeaban las operaciones de compraventa también se han ido fortaleciendo los precios, aunque no de manera proporcional y con bastante desigualdad en zonas y tipos de vivienda.
Lo publica el Instituto Nacional de Estadística en su Índice de Precios de Vivienda, asegurando que la vivienda libre en España subió un 3,3% en el segundo trimestre del año con respecto al mismo periodo del año anterior. Y lo hace en todas las comunidades autónomas, con mayor incidencia en las turísticas y en todos los tipos de vivienda, aunque con predilección por los unifamiliares y la vivienda nueva.
La realidad es que el precio nunca ha dejado de crecer, llevando ya siete años y medio al alza, pero la pandemia impulsó una moderación desde marzo del pasado año que se ha roto a partir de febrero, lo que no impidió que este primer trimestre del 2021 los precios apenas subieran por encima del 0,9%.
En la fuerte subida de los precios del segundo trimestre tiene mucho que ver el tirón de la obra nueva que asciende un 6% interanual. Hay poco producto y mucho interés en este tipo de vivienda por parte del comprador. Y si tiene terraza, parcelita o una maceta grande…ya está vendida. La tendencia iniciada con el confinamiento parece haberse consolidado, con un cierto desapego por el centro de las grandes ciudades y una condena al ajuste de precios de los pisos interiores, “ni para cultivar champiñones nos los piden” nos asegura el gerente de una agencia inmobiliaria del centro de Madrid.
Por supuesto el alza de la vivienda nueva se refleja en la de segunda mano que se incrementa un 2,9% interanual el pasado trimestre y que también es la cifra más alta desde el año 2019.
Y como nadie quiere quedarse atrás en esta buena cara de la economía, todas las comunidades autónomas incrementan sus precios, con Baleares y Canarias muy destacadas, con un 4,8% en tasa anual, seguidas por Cantabria que se apunta un 3,3%. En el lado contrario de la tabla, sin llegar al 1%, Castilla León, Aragón y La Rioja.
Y sin apenas datos para agosto, pero con una buena sensación en las operaciones de compraventa, que han causado que muchas agencias inmobiliarias se hayan tomado poco más de una semana de vacaciones – hay que recuperar lo perdido el pasado año- el índice general de la estadística IMIE General y Grandes Mercados registró un aumento de precio del 0,4 % en tasa mensual que se eleva hasta el 5,2 % en la comparativa con el mismo mes del año anterior. En estos momentos el precio medio en España es un 3,3 % superior al de marzo de 2020.
La situación de bonanza en el sector la producen una serie de factores que llevan al inmobiliario con viento por la aleta y sin nada de mar. Y tampoco con previsiones de que pueda cambiar a peor y tan sólo ralentizarse un poco, con unos precios que seguirán al alza, pero con suavidad. Lo que está claro es que la recuperación general avanza de manera más rápida de lo previsto.
Todo va a favor del inmobiliario; unos precios aún bajos pero que se espera vayan subiendo, el precio del dinero en mínimos históricos y con recorrido temporal aún, con unos estímulos económicos que van a seguir manteniéndose, con buenas perspectivas de crecimiento económico y buen ánimo en el comprador que ve cómo las dudas que pudiera tener se despejan, porque lo peor de la crisis sanitaria ya ha pasado -y ya sabemos que a estos malos momentos les suceden los buenos, con optimismo y ganas de vivir. Y a ello hay que sumarle un considerable ahorro producidos en los meses de confinamiento y limitaciones a la movilidad… la tormenta perfecta pero al revés. Todo incita a comprar y a la vuelta de los inversores.
Y esta vuelta de los inversores se percibe claramente en el auge de las operaciones en segunda vivienda, con Canarias y Baleares, sin olvidar a la Comunidad Valenciana, destacadas en la recuperación de operaciones y precios. Las islas tienen una caída desde máximos del 2007 que no llega al 10%.
El inversor, que se ve apoyado por la política de estímulos y bajos tipos del BCE, junto con la estrepitosa ausencia de otros productos de inversión, sabe que es el mejor momento, con unos precios que no van a dejar de subir.
La demanda de vivienda va a continuar en la tónica que vemos: casas más amplias, con espacios abiertos, zonas verdes, terrazas…dejando de valorarse ya el centro de las grandes ciudades. Las operaciones seguirán a buen ritmo intentando recuperar lo perdido el pasado año. Y los precios incrementándose, aunque suavizando su curva ascendente.
En suma un buen momento para el sector inmobiliario que de esta manera dispondrá de recursos para enfrentarse al desafío tecnológico y es que, no lo olvidemos, aunque algo oculto por el auge de las operaciones inmobiliarias, Internet y Google ya han cambiado las formas en el sector, para compradores, vendedores y por supuesto, para los profesionales. Controlar el mercado de Internet en su zona de actividad es ya obligado para las agencias inmobiliarias.
Compartido con Aquimicasa