lgo debe tener el trabajo como agente inmobiliario porque el pasado 2023 crecieron en un 8,5% el número de empresas dedicadas a actividades inmobiliarias, la mayor parte de ellas a la intermediación. Se entiende el glamour en el mercado estadounidense, en que el agente inmobiliario llega en su Cadillac -al menos en las películas, que algo tendrán que ver por su reflejo de la realidad- y en breves minutos cierra la operación, marchándose a continuación raudo y admirado como estrella del rock. Nada que ver con la realidad de nuestro país.
Una actividad estresante aunque debe tener su encanto
Se estiman en unas 200.000 personas las que trabajan en las casi 40.000 empresas legales que desarrollan actividades inmobiliarias en España, la mayoría de ellas como agentes inmobiliarios. También sabemos -cosas de la estadística- que el ingreso medio de estos agentes inmobiliarios alcanza los 35.000 euros anuales entre parte fija y comisiones. Cantidad que puede estar algo por encima del sueldo medio en España, aunque no demasiado.
Tampoco es que el trabajo desarrollado sea relajado y conciliable con una vida placentera y familiar, y aunque he oído que algunos han conseguido desterrar definitivamente los domingos de su agenda, los sábados son días de visita de inmuebles. Ser un agente inmobiliario no es tener un trabajo con horario fijo de 9 a 5, de lunes a viernes. La mayoría de los agentes trabajan más horas cada semana que esas míticas 40, a veces comenzando muy temprano en la mañana y terminando muy tarde en la tarde, trabajando hasta la noche porque siempre queda algo por hacer.
Y por si fuera poco, la llegada de las nuevas tecnologías -que tampoco son muy nuevas pues comenzaron con la aparición de los portales inmobiliarios allá por el 2000- no deja de complicar la vida del agente inmobiliario y llenar sus horas de nuevas ocupaciones.
Como trasfondo queda ese comentario generalizado, gratuito y destructivo sobre lo fácil que se ganan el dinero los agentes inmobiliarios y lo caro que cobran por poner unos anuncios y acompañar a las visitas a ver la casa. La triste realidad es que contratar a un agente inmobiliario en España es barato y detrás de la foto final, con el apretón de manos y la sonrisa, hay mucho trabajo que en ocasiones sale mal.
La actividad inmobiliaria se ha ido complicando con nuevas necesidades
Y es que, parece ser que algo relativamente sencillo en sus orígenes, se ha ido complicando hasta parecer un máster con asignaturas de nivel superior, eso, por supuesto si se quiere desarrollar la actividad “comme il faut” y marcan los cánones tecnológicos del 2024. Aunque, claro está, qué si no lo hacemos así, otros lo harán. Y con la competencia existente en el sector mejor no arriesgarse.
A priori, no parece tan difícil: un agente inmobiliario es una persona que se dedica a la venta de propiedades, las visita y enseña a los futuros compradores, se encarga del papeleo de compra-venta, evalúa la situación del mercado inmobiliario, pacta las condiciones con los dueños, y por supuesto ejerce de gestor y asesor inmobiliario, desarrollando sus actividades en tres frentes bien diferenciados, el comercial, el de gestión burocrática y el negociador entre las partes. Y en todo ello debe ser excelente, para facilitar a compradores y vendedores un proceso seguro y fácil. Los buenos agentes inmobiliarios lograrán que la experiencia de compra o venta de sus clientes sea muy positiva, incluso si está teniendo que hacer frente a imprevistos o problemas que llegarán, seguro, cuando se piense terminada la operación, en fin de semana o en notaría.
En el área comercial, con tareas de venta, marketing y captación, las tareas laborales de un agente abarcan bastantes cuestiones, desde el trato con los clientes a la hora de gestionar el precio del inmueble, hasta la parte de marketing, es decir, mostrar el piso en persona, o ponerlo a la venta en plataformas y bases de datos.
La difícil captación debe ser el centro de atención
Además de todo lo anterior, tiene que buscar nuevos clientes con los que conseguir más operaciones de compraventa, la difícil captación. Esta, quizá, sea la función más complicada en estos momentos en cuanto a tiempo y esfuerzo se refiere, pero es vital para el desarrollo de la empresa. Sin materia prima que vender no hay nada.
Por otro lado, están las tareas burocráticas, tediosas pero necesarias ya que cuando se ayuda a un cliente a comprar o vender una propiedad, existe un papeleo importante que acompaña en todo el proceso. Como asesor inmobiliario habrá que redactar cualquier tipo de contrato: de exclusividad, de arras, de compra-venta o alquiler, revisar condiciones legales de los arrendamientos, presupuestar condiciones y comisiones, gestionar la contratación de suministros y por supuesto acompañar a los clientes al señor notario, solicitar poderes y permisos municipales, registro y notas simples… La burocracia y el papeleo son suficientes como para tener sentado a un agente trabajando toda su jornada laboral.
Y la otra parte muy importante para un agente inmobiliario es su capacidad de negociación, donde es fundamental conocer las necesidades de los clientes y practicar la empatía en grado superlativo. Entender a las personas y saber ponerse en su piel es fundamental en las labores de negociación. Del aspecto «consultorio de la señorita Francis, que a veces también se da, mejor ni hablamos.
El amplio y constante cambio tecnológico
El problema es que el contenido de estos tres someros párrafos puede incrementarse hasta casi el infinito, y en cada vez menos tiempo surgen nuevos conceptos, leyes y desarrollos que incrementan el trabajo del agente inmobiliario hasta dejarle con esa mala conciencia que nos queda cuando sabemos que podríamos hacerlo mejor, que resta algo por hacer, pero ya no llegamos a más y arrastrándonos nos vamos a casa.
Podemos comenzar a hablar de fotografía de los inmuebles para mejorar su percepción en los portales, de vídeos, del canal de Youtube, de la web y su actualización, del servidor, del CRM, del blog, de los posts, del perfil de Google Maps y sus múltiples posibilidades, de los textos enriquecidos de los anuncios y el long tail, del marketing online, del SEO, de las redes sociales, del home staging, de la publicidad programática, del posicionamiento de las key words, del big data y las diversas apps y aplicaciones de inteligencia artificial…no hay día para tanta novedad… aunque dicen que nos facilitan el trabajo y nos vuelven más eficientes…¡será!
A toda esta gama de soluciones y utilidades tecnológicas hay que añadir las de los aspectos financiero, legal, impositivo, hipotecario, urbanístico…El nuevo hombre orquesta que toca todos los instrumentos para que suene la música es una realidad en el sector inmobiliario. Está claro que el agente inmobiliario debe tener conocimientos de todo ello, pero de ahí, a ser un especialista, está la distancia que mide la cordura. Hace ya tiempo que la mayoría de las inmobiliarias contratan con bufetes o gestorías especialistas en estas cuestiones.
El marketing on line se alza como la tarea siempre pendiente
Y algo así tienen que hacer con la tecnología, que agiliza los procesos y permite que los profesionales se centren en otros detalles que aportan valor, como un trato cercano con el cliente e inmersión en el mercado de la vivienda en su zona de actividad. Porque el papel fundamental del agente inmobiliario y del que saca su sueldo, debe ser la venta y la captación de inmuebles, dejando el resto a personal especializado, bien sea de su oficina o externo. El marketing on line, que ha ido creciendo en importancia, variedad y complejidad, se alza como esa prima pobre y necesitada, que se viste con los magros retales de tiempo que sobran en los cajones de horas de la semana.
Y la cuestión no es baladí, sino que está cobrando una importancia trascendental. Antes eran los referidos, ahora es la presencia y la visibilidad en Internet, con San Google en su altar, la que puede marcar la distancia con la competencia. Los agentes inmobiliarios deben cuidar e incrementar una política de marketing on line constante, intensa y diversificada. La mayoría de sus clientes están en las redes buscando su asesor inmobiliario o información de esa vivienda que quieren comprar o vender. Crear e incrementar una comunidad on line es de vital importancia para el presente y el futuro del negocio, no pudiendo dejarla “para cuando tengamos tiempo de hacer esas cosas” e ir aprendiendo sobre la marcha. Los cambios ya están aquí y no podemos dejar que nos sorprendan en los próximos meses.
Compartido con Aquimicasa